Mujer compró un jarrón por $4 que resultó ser un artefacto maya de más de 1.200 años

El Gobierno mexicano acogerá de vuelta 20 objetos culturales que datan del pasado antiguo del país, todos ellos encontrados en Estados Unidos, incluido un jarrón maya de más de 1.200 años de antigüedad y adquirido por unos 4 dólares en una tienda de segunda mano de la zona de Washington.

El Instituto Nacional de Anticuarios (INAH) anunció a finales del mes pasado en un comunicado la repatriación de los objetos, entre los que se incluyen platos y cuencos centenarios, así como figuras esculpidas pertenecientes a las culturas azteca, totonaca y teotihuacana.

El jarrón maya de color blanco rojizo ha suscitado especial interés

Según un reportaje de la televisión de Washington D.C., Anna Lee Dozier, residente local, compró el jarrón maya por 3,99 dólares en un estante de liquidación de una tienda de segunda mano cercana hace unos cinco años.

Según el INAH, es probable que se fabricara durante el apogeo clásico de la civilización maya, entre 200 y 800 d.C., y se trata de una vasija policromada y colorida pintada con glifos ornamentados y figuras sentadas de perfil que gesticulan con las manos.

Las grandes ciudades mayas empezaron a destacar hace unos 3.000 años en una amplia franja del actual sur de México y varias naciones centroamericanas, durante una época de grandes logros humanos en matemáticas, astronomía y arte.

Se estima que el jarrón proviene del sureste de México y data de entre 1.200 y 1.800 años atrás. Esto lo ubica en la era del período clásico maya, una época que eventualmente declinó por razones tales como sequías, conflictos internos y la eventual conquista española.

Artefacto real en lugar de una réplica

A principios de este año, tras un viaje a Ciudad de México, Dozier notificó a la embajada de EE.UU. en México que podría tener un artefacto real, en lugar de la rústica réplica que inicialmente pensó que había comprado.

Posteriormente, Dozier entregó el jarrón a las autoridades mexicanas en Washington y declaró a la televisión local que creía que la pieza histórica debía regresar a su país de origen.

También expresó su alivio por el hecho de que el antiguo artefacto ya no corriera peligro en casa de sus dos hijos pequeños.

“Estaba petrificada de que después de dos mil años fuera yo quien lo destrozara”.

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